La democracia en Venezuela ¿un ideal?

Por: Nicole Stefani Jaimes Morán

ABOGADO

En Venezuela, desde la llegada al poder de ex-presidente y difunto Hugo Rafael Chávez Frías en 1998, hasta la actualidad, se han celebrado más comicios electorales que en los 20 años, anteriores, aleatorios de la historia venezolana. Bien sea por convocatoria a elecciones regionales, presidenciales, parlamentarias o bajo la figura de consulta popular; “¿Cómo es posible siquiera pensar en tachar de dictador a un gobierno mientras se llevan a cabo elecciones en promedio una por año?”, algunos preguntarán; y es que esto depende de la pre concepción que tengamos de democracia. Si lo estudiamos como un ideal de los griegos, pero únicamente eso, una utopía, o puede que lo estudiemos como un modelo de gobierno factible y es que ¿acaso la democracia no es todo aquello que debería de ser? Plantearme estas preguntas en un artículo de opinión es un daño para los lectores, pero mi objetivo es marcar la palpable diferenciación entre democracia formal y sustancial, y si me siguen de una democracia prescriptiva y descriptiva. Después de todo, que es esto que tanto hablan todos sobre uno de nuestras más preciadas herencias de la Grecia antigua. La democracia es lo que está en la Constitución que es, o es más bien un sentimiento. Si bien no hay una serie estricta sobre los síntomas de la democracia, se debe hacer ostensible un Estado de Derecho, una división de poderes férrea, una participación ciudadana (más allá de elecciones anuales). No nos limitemos a entender a la democracia como la antítesis de una dictadura, ni viceversa, existen muchos modelos de gobierno viciosos también. Un país sin libertad de expresión y medios de comunicación limitados y/o parcializados, con 444 presos políticos (hasta la fecha), un poder electoral partidista, un Estado parte que denunció en septiembre de 2012 a la Convención Americana de Derechos Humanos, el mismo que es responsable por una brutal represión ante las exigencias de los estudiantes. Esa República Bolivariana que según los índices de democracia (Democracy Index) es un Estado autoritario. Con unas elecciones presidenciales y un descontento social in crescendo la escena política, económica y social no resulta prometedora. Los que creemos en la democracia la defendemos a capa y espada, más aún después de haber crecido y vivido en una dictadura.

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