Autora: Nicole Stefani Jaimes Morán
Este, ha sido el discurso con el cual inauguro el año la oposición venezolana. Discurso que se ha convertido en plan de acción desde la juramentación (no auto-juramentación) el 23 de enero del presidente de la Asamblea Nacional, y ahora Presidente encargado, Juan Guaidó. Existen muchas preguntas en torno a la situación en Venezuela, mucho escepticismo también. Para entender la escena política es menester entender su historia más reciente, llena de corrupción, un bipartidismo (pre intento de golpe 92), y decepciones políticas cada tanto.
En Venezuela, desde la entrada de Chávez al poder, ha reinado una incertidumbre tremenda a nivel legal y político, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela aprobada por la ciudadanía en el 99 pasó a ser letra muerta en cuestión de un periodo presidencial.
Actualmente, la inflación ha escalado a niveles desproporcionados sin techo existente que sirva de limite. Esto no se debe a Estados Unidos, como muchas personas piensan, ya que el quiebre de la economía responde a varios factores internos, como por ejemplo: las oleadas de expropiación de mil empresas en sólo 12 años, sin declaración de utilidad pública, juicio, y mucho menos indemnización justa. A esto sumémosle la corrupción que prosiguió con las empresas que pasaron a manos del gobierno, que además de no producir, quebraron por mal manejo o ausencia del mismo.
Otro factor es el control cambiario implementado por el gobierno, conocido como CADIVI, SICAD I, SICAD II, etc. Y las poca transparencia de sus funciones. El acceso a una cantidad considerable de divisas fue en descenso desde el inicio de sus operaciones, limitando de esta manera el acceso a divisas y distanciando cada vez más el bolívar no solo del dólar americano, sino de todas las monedas extranjeras. Si a estos dos factores le sumamos la mala administración, la corrupción y las constante donación de barriles de petróleo a Cuba, lo más probable es que vivamos una conjetura no muy diferente a la realidad actual, con o sin Trump como presidente de Estados Unidos.
La economía es uno de los factores de mayor presión para el gobierno, la hiperinflación se ha devorado al sector privado que hasta hace poco era el único productivo en el país, y ha condenado a la población trabajadora a vivir con un salario que si tienen suerte llega a 5 dólares americanos al mes. Esto es solo consecuencia directa de decisiones internas.
¿No será más bien que las deudas millonaria que ha contraído Maduro con China tiene que ver? Y ¿qué hay de los sospechosos convenios con Rusia? Un gobierno que compra armamento militar en medio de una crisis humanitaria no solo es injusto, sino autoritario. Un gobierno que niega la necesidad del pueblo y cierra la frontera para prohibir la entrada de ayuda humanitaria, no es solo criticable, sino autoritario. La crisis humanitaria no es algo mediático, puedo decirlo por experiencia propia, para las personas que tienen el tiempo y el dinero de encontrar los medicamentos, significa viajar hasta Cúcuta, frontera con Colombia, para obtener algunos bienes y alimentos. Para las menos favorecidas significa, pedir en la calle, comer de la basura, sobrevivir…
Se habla de dictadura porque no existe Estado de Derecho, porque no hay división de poderes, porque hay censura a la prensa, porque no es cuestión de ser de aquí o de allá, es algo más profundo que un color o un discurso político. Si a todo esto le agregamos los resultados de unos comicios electorales ilegales e ilegítimos, podemos fundamentar que Nicolás Maduro es un usurpador del cargo de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela desde el 10 de enero de 2019, y es así como se abre la ventana de oportunidad para no solo la oposición de poner en marcha su estrategia, sino también renace la esperanza de una vida en democracia después de 14 años para toda la población venezolana.
Es importante recalcar que el plan de acción que propone Guaidó es el de un gobierno de transición de acuerdo a la constitución vigente, donde existan fechas para unos comicios electorales legales y surjan nuevas candidaturas políticas. El paso más difícil de la transición es la separación de Maduro del poder. Dicha separación, se plantea que sea por presión interna de parte de la ciudadanía, y externa, por parte de los estados y organismos internacionales. La intervención militar por parte de Los Estados Unidos de América no es opción de acuerdo al discurso de la oposición, y de manera personal, no es ni considerada esa posibilidad, sí llegase a ocurrir, fuese una verdadera tragedia.
La escena política debe de ser estudiada desde un punto de vista interno, es un pueblo que lucha por su independencia, por restablecer el orden constitucional, e instaurar la democracia que ya hace años que no ve el sol. Es el pueblo venezolano que lucha contra un gobierno dictatorial, violador de derechos humanos y que se ha probado incompetente para gobernar y muy hábil para excusarse.