MICHOACÁN: ¿Es el gobierno o son los “malos” los únicos que impiden que la libre expresión se lleve a cabo en este país?

Autora: Bibiana Garduño Origel.

Egresada de la UNIVA del Estado de Michoacán en la licenciatura en ciencias y técnicas de la comunicación. Especialista en marketing digital y el social media management, en la política y pedagogía.

 

En 2011 México fue declarado el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos. (1)
En 2015, en su informe semestral sobre violencia contra la prensa, Artículo 19-que es una organización defensora de la libertad de expresión- mencionó: “La Ciudad de México es la entidad federativa con mayor número de privaciones de la libertad registradas en 2015, con cinco detenciones arbitrarias a manos de policías”. (2)
Es una realidad que en nuestro país, así como muchos otros en el mundo, se registran cada año asesinatos de periodistas por el simple hecho de ejercer su profesión, sobre todo cuando han llevado a cabo investigaciones sobre temas tan graves como la coalición del narcotráfico y el gobierno. Y matando no es la única forma de coartar la libertad de expresión. Tengo conocimiento del caso del exdirector de un periódico en Michoacán, que fue llevado a la cárcel sin motivos legales para su detención, al cual le fue sembrada evidencia falsa para justificar la privación de su libertad y que así pudieran seguir actuando impunemente en este Estado las personas que se encargaron de encerrar a este hombre.
Sin embargo, la libertad de expresión no se refiere solo al hecho de que los periodistas puedan realizar su trabajo sin mermas, sino que es también el que las personas comunes podamos “expresarnos libremente”, valga la redundancia… Que podamos salir a las calles y marchar por algún derecho que se nos ha negado; que podamos caminar por el centro de nuestra ciudad agarrados de la mano aunque seamos dos hombres o dos mujeres; que logremos crear arte para decir algo tal vez sin palabras o escribir una canción que diga lo que se nos dé la gana, aunque no le parezca al gobierno o aunque vaya en contra del sistema.
Pero, ¿es el gobierno o son los “malos” los únicos que impiden que la libre expresión se lleve a cabo en este país? La respuesta es no. Entre ciudadanos comunes también tratamos de callar a las personas que no piensan como nosotros; nos molestamos y creamos conflictos por simples desacuerdos en determinados temas, que pueden ser a veces, incluso, ajenos a nosotros. Por ejemplo, el aborto. Si nos topáramos con alguien que estuviera en desacuerdo con que esta práctica se lleve a cabo legalmente y nosotros no pensamos así, podríamos tener un problema con esa persona si somos de esos que “defienden su punto hasta el final”. Entonces tal vez, aquella persona, cuando se vuelva a encontrar con nosotros, decida–para evitar conflictos– no hablar más de lo que piensa con nosotros; entonces estamos atentando contra la libertad de expresión, pues, cuando hablamos de un tema polémico, no dejamos que los demás tengan una idea distinta a la nuestra. ¿Será que exagero? No lo sé, es cuestión de enfoques…
Apoyar la libertad de expresión debería ser hacerlo en todos los sentidos. No solo culpar al gobierno o al narco cuando ésta se ve afectada. Debería ser, que cuando alguien diga o haga algo con lo que no estamos de acuerdo, no tratemos de impedírselo, –siempre y cuando no nos afecte, claro está–. Vamos pues, a ser cada vez más libres de pensamiento, sin temor a que nos vean raro por ser diferentes, sin miedo a que nos juzguen por pensar como pocos, sin represiones de religión ni preferencias sexuales, políticas o de equipos de fútbol… Vamos pues, a dejar. ser a los demás diferentes a nosotros, sin temor a la libertad misma…

(1)(Redacción. Abril 1,2017. 99.75% de delitos contra periodistas quedan impunes: Instituto Belisario Domínguez. Aristegui Noticias. Recuperado de http://aristeguinoticias.com/0104/mexico/99-75-de-delitos-contra-periodistas-quedan-impunes-instituto-belisario-dominguez/)
(2)Idem.

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